Finca El Simbolar: Dto Guasayan, Campo mixto de 675 has titulos perfectos, Santiago del Estero, Argentina
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Descripción
1119-AE00847 Finca El Simbolar: Dto Guasayan, Santiago del Estero: Campo mixto de 675 hectáreas títulos perfectos con escrituras públicas. Está listo para el traspaso directo. Posiblidad de Leasing (alquiler con opción a compra) o venta financiada. Esto le proporciona un gran valor como inversión actual y a largo plazo. Capacidad de surgencia de agua a 80 metros de profundidad. No está alambrado. Precipitaciones: 600 mm a 700 mm anuales. El campo está situado a 52 kilómetros de la capital de Santiago del Estero. Coordenadas: 27°54'40.7"S 64°42'01.5"W o -27.8858135,-64.6502916 Code Plus: 37QX+FRG. Acceso por camino de ripio y asfalto. Dista a 20 km de la ruta 64. Dista a 30 km de la ruta 9. Dista a 60 km de Termas del Río Hondo. Está situado entre Villa Guasayan, Guampacha y San Lorenzo y a 67 Km de la ciudad de La Banda. La aptitud natural es agrícola, ganadera. Cultivos aptos son soja, sorgo, poroto y maíz. El trigo en condiciones de secano proporciona rendimientos aceptables. El mesoclima es seco, su húmedo cálido, las precipitaciones varían de 600 mm a 700 mm, la evapotranspiración potencial anual es de 950 mm a 1000 mm, registrándose una deficiencia hídrica de 200 a 350 mm durante el período invernal primaveral e inicios de verano. Durante los meses de enero, febrero y marzo se registra un balance hídrico positivo, la temperatura media anual es de 19 grados centígrados, la temperatura media de enero es de 25 grados centígrados y la de julio de 12 grados centígrados. Las heladas se producen entre junio y agosto con una frecuencia de 12 a 15 días anuales. Los suelos de esta región en su mayor extensión se han desarrollado sobre un material madre de origen eólico. El suelo más difundido es de perfil A B C. El Horizonte A es moderadamente profundo y regularmente provisto de una materia orgánica, reposa sobre un Horizonte B estructural, el Horizonte C generalmente contiene calcáreo. Son suelos muy uniformes en sus propiedades de textura Franco limosa a través de todo el perfil. Presentan buenas condiciones de retención de agua, su permeabilidad es moderada, constituyendo suelos bien drenados cuando la condición climática se torna más crítica. La reacción química es neutra en superficie y ligeramente alcalina en profundidad como consecuencia de presencia de carbono de calcio. Son suelos ricos en potasio, el contenido de nitrógeno total es moderado y los tenores de fósforos se califican como bajos. Limitaciones: la principal es de carácter climático la cual se origina por escasez de precipitaciones y en el prolongado periodo de sequía invernal primaveral en condiciones de secano los cultivos deben realizarse en el período de mayor humedad edáfica en estas condiciones las especies estivales o estivo otoñal se desarrollan en buenas condiciones en condiciones de regadío el rango de cultivos posibles se amplían. Aptitud y uso actual: la aptitud natural de esta región es agrícola ganadera, la aptitud agrícola se diferencia según se realice aplicando riego o en condiciones de secano, los cultivos más extendidos son soja, sorgo, poroto y maíz. El trigo en condiciones de secano proporciona rendimientos aceptables, también la misma se puede introducir el Cárcamo, por lo tanto, considero que puede representar una interesante área forrajera para ganadería de invierno y desarrollo de la actividad lechera. Manejo los cultivos: satisfacen sus necesidades hídricas exclusivamente con el agua de precipitaciones, ya que las reservas de aguas utilizables en el suelo son nulas a la terminación del período seco, de esta manera los cultivos estacionales verano otoñales ofrecen un margen razonable de seguridad siendo que el desarrollo vegetativo de los mismos coincide con el período de mayores precipitaciones. También se puede realizar como una segunda cosecha de cultivos invernales de secano en esta región, el especial cultivo de trigo para grano, considerando que los resultados pueden ser variables según los años. Las normas de manejo deben orientarse fundamentalmente a manejar las condiciones de suelo para permitir una mayor captación de agua de las precipitaciones, evitando de esta manera las pérdidas de escurrimiento y aumento en almacenaje de agua en el suelo. Suelos: Haplustoles típicos y haplustoles énticos. Factores Limitantes: deficiencia hídrica estacional, helada y sales sol. Aptitud: ganadería forestal agrícola. Manejo y conservación: captación de las precipitaciones enmiendas orgánicas, laboreos adecuados y oportunos y pastoreo rotativo. Prácticas anuales permanentes, uso del rastrojo laboreo adecuado y oportuno y fertilización. Prácticas ocasionales necesarias, subsolador, rotaciones y abonos verdes. Cultivos posibles: forrajera, soja, poroto, maíz, sorgos graníferos algodón, cártamo, trigo, aromáticos, alfalfa, zapallo y grama rodes. Plantas nativas, algarrobo, quebracho blanco y quebracho Colorado, mistol, guayacán, Es una zona de transición que no presenta piso de vegetación vertical. Las especies típicas del lugar son: el cebil, laurel, horco quebracho, jacarandá. Brea Tala. Datos extras: el predio se encuentra en un lugar publicado como "Los Cerros más ricos de todo el país" a principios de siglo XX se habrían sustraído vetas de oro. Se puede disfrutar de diferentes actividades recreativas en el entorno, como por ej.: Termas de Río Hondo, Reserva natural de Tara Inti, Parque Güemes, Dique de Collagasta, Museo Rincón de Atacama. Museo de Arte Sacro San Francisco Solano. Mastofauna: En las zonas de los bosques y los montes podemos ver vizcachas (Lagostomus máximus), conejos (Oryctolagus cuniculus), liebres (desambiguación)y zorrinos (Mephitidae). En los bosques, especialmente, viven el puma (Puma concolor), el yaguareté (Panthera onca), el gato montés (Oncifelis geoffoyi), el tatú carreta (Priodontes máximus), el pichi (Pecari tajacu), también podemos hallar una especie muy particular de leones (en peligro de extinción varias de estas especies), dos especies de ciervo, la sachacabra (Pudu ephistophiles)y la corzuela, el Oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyal) y Oso melero (Tamandua tetradactyla), entre otros. Basados principalmente en el trabajo de Zoonimia Andina (Nomenclador zoológico) de Vúletin, A. (1960) 34 dependiente del Instituto de Lingüística, Folklore y Arqueología de Santiago del Estero, se puede mencionar que en la región se pueden encontrar más de 280 especies de aves distintas. Entre muchas especies podemos mencionar a: la lechuza (Athenecuniculari), el ñandú (Rhea americana), la chuña (Chunga burmestieri), el pato (Dendrocygnia bicolor – D. viduata), la perdiz (Nothura maculosa), sachita (Sicalis Flaveola), el cardenal (Paroaria Coronata), la calandria (Mimus triurus), el churrinche (Coryphospingus cucullatus), siete colores (Thraupis bonariensis), chajá (Chauna torquata), entre muchos más. En la diversidad de hábitats urbanos, se puede registrar unas 80 especies distintas entre las que se destacan por su abundancia: el gorrión (Passer domesticus), el benteveo (Pitangus sulphurtus), el hornero (Furnarius rufus), el celestino (Thraupis sayaca), el tordo (Molothrus badius) y la cata (Myiositta monachus), paloma torcaza (Zenaida auriculata), Picaflor cometa, Picaflor de barbijo, Picaflor común, Picaflor de vientre blanco, Picaflor bronceado, Tero común, Atajacaminos tijerita, Vencejo pardo, Vencejo de colla, entre otros. Entorno: ÁREA NATURAL SIERRAS DE GUASAYÁN: 60.000 has En la inmensa llanura santiagueña, se destaca entre las pocas elevaciones del terreno, la Sierra de Guasayán. Al acercarse, llama la atención la exuberancia de la vegetación. Su color verde intenso la destaca de los llanos circundantes, agobiados por el calor y la sequía. La razón principal de su benigno clima es la abundancia de agua que surge de manantiales y forma pequeños arroyos en las profundas quebradas. Este microclima se ve beneficiado además, por los vientos húmedos provenientes del este, que son interceptados gracias a la considerable altura de la Sierra (700 metros sobre el nivel del mar). La bondad de la zona, que se levanta como un vergel en el desierto, la ha hecho refugio del hombre desde tiempos prehistóricos. Numerosas etnias aborígenes dejaron sus testimonios culturales a través de petroglifos. Por allí pasaron los primeros conquistadores españoles provenientes del Alto Perú, en busca de la legendaria Ciudad de los Césares. En la actualidad, la población de las sierras desciende de aquellas numerosas corrientes civilizadoras. El paisaje está conformado por elementos botánicos y zoológicos característicos del Chaco Serrano. Asimismo, merced a la cercanía con las sierras de la vecina provincia de Tucumán recibe una marcada influencia de las selvas del noroeste o Yungas, pudiéndose hallar en Guasayán especies propias de ese ambiente. Las laderas de la Sierra poseen distinta inclinación. Las que miran al este son más abruptas, mientras que las del este se confunden en un suave declive con los llanos catamarqueños. Densos bosques cubren los faldeos, llamando la atención la abundancia de plantas epífitas, como Claveles del aires y Cactus de numerosas especies, que se sostienen sobre los troncos y ramas de grandes árboles. En el sotobosque se encuentra una sorprendente variedad de helechos, que junto a lianas, enredaderas, hierbas y arbustos le dan un singular aspecto selvático. Entre los árboles se destacan: el Horco quebracho, el Cebil que aprovecha las laderas y quebradas más húmedas, el Viraró Colorado, el Yuchán o Palo Borracho de Flor Amarilla de vistosas flores blanco-amarillentas y grueso tronco verde y espinoso (es posible hallar ejemplares de gran diámetro) y el Guayacán, además de otras especies. En los soleados paredones verticales de roca color rojizo, se aferran bromeliáceas junto a una singularidad botánica, una compuesta descripta en el año 1982 que se considera endémica de estas serranías. La Sierra brinda refugio a determinadas especies de aves que no se encuentran en el resto de la provincia. Especies típicas de las Yungas encuentran aquí su ámbito familiar, como el Colibrí Blanco y del Fío Fío Corona Dorada, entre otras. Los anfibios serranos también ocultan sorpresas. Un escuercito, fue descrito como especie nueva para la ciencia en el año 1985, en base a un ejemplar hallado en el Arroyo Casa del Tigre, que surca por el sur la Sierra de Guasayán. Hasta el momento, esta localidad es la única conocida para la especie. Provincia de Santiago del Estero: Características Económicas: Fuente Senado de la Nación Argentina año 2024: Entre las actividades primarias más destacadas, cabe señalar la producción de algodón (Santiago del Estero produce el 26% del total nacional) cuya cadena productiva continúa con su transformación a través del desmotado e hilado. Respecto del cultivo de soja cabe destacar la relevancia que fue adquiriendo en los últimos años, a tal punto que Santiago del Estero se convirtió en una de las provincias con mayor nivel de producción fuera de la región pampeana: en la campaña 2012/2013 produjo 1,77 millones de toneladas, esto es, el 75% de la producción de la región Noroeste, aunque la misma equivalió a menos del 4% del total del país. También es importante el cultivo de cereales (sorgo, maíz, trigo), legumbres (poroto seco) y hortalizas (cebolla). Santiago del Estero, por otra parte, es una de las principales productoras de carbón vegetal, y es además la provincia de la región NOA donde la ganadería se encuentra más extendida, destacándose en particular la cría de ganado bovino y caprino (en este último caso llevada a cabo en buena medida por familias de escasos recursos como medio de subsistencia): en marzo de 2013 se registraron 1,4 millones de cabezas y 536 mil cabezas, respectivamente. Finalmente, cabe mencionar el esfuerzo puesto por la provincia para desarrollar la actividad turística. Las plazas hoteleras y parahoteleras de la provincia representan el 24% del total de las plazas de la región Noroeste, en tanto que el número de viajeros que visitó la provincia en el año 2013 representó el 17% del total de visitantes en dicha región. La ciudad de Termas de Río Hondo es el principal destino turístico, dado que es uno de los más grandes centros termales de Argentina. Las exportaciones provinciales en los últimos años registraron un importante crecimiento, llegando a un valor de U$S 790 millones en 2012 (un 466% más que lo exportado en el año 2003). Los productos primarios explicaron el 94% del total de las exportaciones provinciales, siendo el maíz el que más aportó (45%), seguido por el trigo (17%), la soja (9%), el sorgo (8%) y las legumbres (8%). Los destinos de las ventas externas involucran una importante cantidad de países; no obstante, cuatro de ellos concentraron en 2012 el 36% del total exportado por la provincia. Los principales países compradores de los productos santiagueños fueron en ese año: Brasil (11,3% del total), Colombia (8,9%), China (8,2%) y Argelia (7,5%). Fuente INDEC: En 2023, la provincia de Santiago del Estero exportó 883 millones de dólares, lo que implicó una baja de 42,8% en relación con el año anterior. Participó con 1,3% del total nacional y 20,6% de los envíos al exterior de la región NOA. Se destacó el subrubro cereales –principalmente maíz–, con 72,3% del total exportado por la provincia, y una caída de 39,5% respecto de 2022; seguido por semillas y frutos oleaginosos que, con 9,4% del total, ocupó el segundo lugar a pesar del descenso de 68,4% registrado por la soja, el principal producto del subrubro. Hortalizas y legumbres sin elaborar quedó en tercer lugar y representó 8,0% de las exportaciones santiagueñas, mientras que carnes y sus preparados alcanzó una participación de 6,0% y registró una baja de 13,1% respecto al año 2022. Los destinos ASEAN, China, “Resto de ALADI”, “Magreb y Egipto”, Medio Oriente y Mer cosur concentraron el 81,0% de las exportaciones de la provincia, seguidos en importancia por Unión Europea y USMCA. Fuente: CEPAL: Santiago del Estero es una provincia predominantemente agropecuaria. A pesar de ocupar una posición estratégica en el norte del país, como espacio de transición entre el Noroeste Argentino (NOA) y el Nordeste Argentino (NEA), se ha visto históricamente condicionada por ciertas particularidades medioambientales, entre las que se destaca un formidable déficit hídrico. La disponibilidad de agua define, de hecho, la división espacial de la producción y la población en el territorio, que configura dos áreas geográficas —la de regadío y la de secano— de características productivas y demográficas diferentes. Santiago del Estero es, además, la provincia argentina con mayor porcentaje de población rural, que se localiza de manera dispersa en el territorio, en especial en el área de secano, donde la densidad promedio —menor a 2 hab./km2 — resulta comparable con la de las provincias patagónicas. La dispersión demográfica plantea un enorme desafío para la provisión de infraestructura básica, lo que se manifiesta, entre otras cosas, en la dificultad para garantizar el acceso al agua destinada a la producción y al consumo humano. En los territorios alejados de los centros urbanos la insuficiencia de agua se relaciona, a su vez, con la falta de una infraestructura energética adecuada, determinante para el desarrollo productivo. La dispersión geográfica no es solo una cuestión “natural”, sino que en buena medida se debe a —y se retroalimenta por— la falta de infraestructura, que se vuelve inaccesible para una parte importante del territorio provincial y que se manifiesta, además, en la dificultad para garantizar el acceso a determinados servicios básicos, como la salud y la educación —en especial en las zonas rurales—, a pesar de la existencia de una considerable inversión pública. Más allá de estas restricciones, Santiago del Estero cuenta con importantes capacidades productivas, una infraestructura de ciencia y tecnología cada vez más extendida y una gran experiencia generada en el desarrollo de distintas actividades de larga tradición provincial que constituyen un punto de partida promisorio para una estrategia que se proponga impulsar la transformación productiva de su territorio. La provincia de Santiago del Estero está localizada en la región semiárida de la llanura chaqueña argentina. Tanto su producto bruto geográfico (PBG), medido en términos per cápita, como su espacio fiscal, computado en función de los recursos propios —también medido en términos per cápita—, se encuentran entre los más reducidos de las provincias argentinas. Ello se explica, entre otros factores estructurales, por un relativamente bajo aprovechamiento del territorio provincial —menos del 40% de su superficie es utilizado para actividades productivas—, la prevalencia de actividades de baja productividad relativa y la fuerte dispersión de la población, con las dificultades que ello plantea en materia de acceso a servicios básicos e infraestructura, y su efecto sobre el costo de acceso a los mercados. La elevada incidencia de la informalidad, en cierta medida derivada de los factores mencionados, dificulta, a su vez, la retención de la población en el territorio, lo que da lugar a importantes corrientes migratorias tanto al interior de la provincia —desde los parajes rurales hacia sus principales ciudades— como desde la provincia hacia otras jurisdicciones —las zonas metropolitanas de otras provincias, especialmente Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. La actividad económica de Santiago del Estero se desarrolla, como se mencionó, en dos áreas geográficas diferenciadas: la de regadío y la de secano. En el área de regadío (4 Integrada principalmente por tres sistemas: el sistema del río Dulce, ubicado en el centro oeste de la provincia, con una extensión de riego de 95.000 hectáreas; el sistema de riego del río Salado (departamento de Figueroa) en el centro de la provincia, que aporta otras 10.000 hectáreas; y la zona de regadío de los ríos Horcones y Urueña (departamento de Pellegrini) en el noroeste de la provincia), que representa el 10% del territorio provincial, se ubica el principal aglomerado urbano de la provincia (Santiago del Estero-La Banda) y reside el 57% de la población santiagueña. Sus principales complejos productivos se caracterizan por la frutihorticultura, la alfalfa, el algodón y la ganadería intensiva. Las actividades manufactureras, como la industria textil (desmotado e hilado del algodón, Santiago del Estero cuenta con alrededor de diez desmotadoras y dos hilanderías y tejedurías, una de las cuales es la mayor productora de toallas y sábanas del país (Coteminas Argentina S.A.)) y la frigorífica (En este caso se pudo identificar siete frigoríficos, aunque solo uno (Frigorífico Forres-Beltrán S.A.) concentra alrededor del 90% de la faena de ganado bovino y es el único que cuenta con certificación para el tránsito federal y la exportación), están vinculadas con las producciones primarias tradicionales (algodón y ganadería) y también se desarrollan de manera predominante en esta parte de la provincia. En el área de secano, que abarca aquellas zonas que no están bajo el área de regadío, coexisten grandes explotaciones dedicadas a la producción agrícola —fundamentalmente soja, maíz y algodón—, sistemas mixtos complementados con ganadería bovina de cría, recría y engorde —incluidos los feedlots—, sistemas ganaderos bovinos extensivos bajo sistemas silvopastoriles (SSP) y una agricultura familiar de subsistencia. En las últimas tres décadas cerca del 60% de la población santiagueña en edad laboral emigró hacia centros urbanos. Así, conviven sistemas productivos de distintas características que han tenido diferente evolución en los últimos años. La agricultura extensiva, asociada al cultivo de soja a partir de la expansión de la frontera agrícola, ha mostrado un crecimiento significativo en las últimas décadas, en detrimento de las actividades más tradicionales como el cultivo del algodón (En el caso del algodón, por ejemplo, la superficie sembrada se redujo a la mitad en los últimos 20 años) y el trigo o la explotación forestal. Esta dinámica ha tendido a desarticular los entramados en que se insertan las y los pequeños productores de la agricultura familiar ligados al algodón y a la producción frutihortícola, lo que provocó el aumento en la concentración de la producción, la caída en la intensidad del empleo y la profundización de los procesos migratorios aludidos. La oferta productiva santiagueña enfrenta considerables desafíos vinculados con su colocación en los mercados nacionales —y sobre todo internacionales—, con excepción de algunos productos específicos como la soja y el maíz o algunas experiencias puntuales en el sector productor de la carne. Dicha dificultad se presenta en la zona de regadío y aún más en la de secano. Esto se debe, por un lado, a las grandes distancias que median entre la provincia y los principales centros de consumo nacionales, que encarecen relativamente los productos santiagueños; y, por otro, a las restricciones asociadas con la calidad de la infraestructura vial intraprovincial que, aunque ha mejorado de manera notoria en los últimos años, constituye una fuerte limitación para la llegada de distintos productos autóctonos, incluso a los centros de consumo de la propia provincia o de provincias cercanas. La dispersión geográfica de la población impone retos significativos para la articulación social y productiva. Prácticamente un tercio de la población de la provincia vive dispersa en zonas rurales; garantizarles el acceso a condiciones de vida digna supone notables esfuerzos presupuestarios asociados al desarrollo de infraestructura, como la cobertura de red eléctrica en los territorios rurales más alejados. Y si bien el tendido ferroviario ha definido el establecimiento de las principales ciudades cabeceras de la provincia —aún en la actualidad mantiene esta capacidad de vinculación territorial—, el escaso desarrollo de la red vial dificulta la articulación del territorio y la salida de los productos rurales para ser comercializados, incluso en los mercados de cercanía. Al margen de estos condicionamientos, Santiago del Estero cuenta con importantes capacidades productivas y una gran experiencia generada en el desarrollo de actividades de larga tradición provincial que, aunque se encuentran en distinta medida subaprovechadas, constituyen un buen punto de apoyo para una estrategia que proponga aumentar la competitividad de la producción local, generar más empleo de calidad, impulsar el desarrollo de más encadenamientos productivos y agregar más valor en origen. La identificación de estos atributos resulta fundamental en toda estrategia de transformación productiva, ya que, como se planteó en la sección introductoria, una estrategia de este tipo sugiere aprovechar —y debe partir de— las capacidades productivas y tecnológicas existentes. Por ejemplo, es significativo el margen actual para avanzar hacia una agricultura y ganadería más eficientes y con mayor proyección fuera de los límites de la provincia. La realización de ese potencial es trascendental no solo por sus efectos directos, sino porque constituye un requisito fundamental para el desarrollo de actividades contiguas, como podrían ser nuevos encadenamientos en torno a la producción forestal y del algodón o la diversificación de la producción ganadera. En el ámbito privado, la construcción constituye la actividad principal, que supera incluso al conjunto de las actividades productoras de bienes (manufactureras y producción primaria). Por otra parte, la presencia en el territorio de organismos nacionales como el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el papel cada vez más relevante de las universidades locales —la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE) y la Universidad Católica de Santiago del Estero (UCSE)— no solo en la formación de recursos humanos sino en la capacidad para apuntalar los procesos de innovación locales a partir de los institutos de doble dependencia UNSE-CONICET ( Como el Centro de Investigación en Biofísica Aplicada y Alimentos (CIBAAL), el Instituto de Estudios para el Desarrollo Social (INDES), el Instituto de Bionanotecnología del NOA (INBIONATEC) y el Instituto Multidisciplinario de Salud, Tecnología y Desarrollo (IMSaTeD), el afianzamiento del Nodo Tecnológico —dependiente de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la provincia— y la existencia de una extensa red de 44 agencias de desarrollo territorial —dependientes del Ministerio de Producción, Recursos Naturales, Forestación y Tierras de la provincia— permiten proyectar una enorme capacidad de transformación a partir de la confluencia de la ciencia, la tecnología, la educación, las actividades de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) y el sector empresarial local. Es de hecho en ese marco institucional que se lanzó el Plan Estratégico Industrial Santiago del Estero 2020 y las Metas del Bicentenario de la Autonomía Provincial que definen los objetivos de desarrollo de la provincia para los próximos años y se articulan con los lineamientos que se exponen a continuación (Gobierno de Santiago del Estero, 2019; Ministerio de Producción, Recursos Naturales, Forestación y Tierras y Union Industrial de Santiago del Estero, 2013). Las actividades identificadas bajo el primer eje estratégico (aumento de la eficiencia productiva en actividades existentes) se caracterizan, tal como se definió, por tener o haber tenido un peso relevante en la estructura económica de la provincia y por presentar amplios márgenes para mejorar su productividad. Es el caso del algodón, la frutihorticultura, la ganadería bovina y la ganadería caprina. Las primeras dos actividades, algodón y frutihorticultura, han mostrado un retroceso significativo en los últimos años. De allí que pueda pensarse en una estrategia de recuperación basada en el aprovechamiento de habilidades, conocimientos y aprendizajes acumulados en el pasado, que aún se encuentran presentes o latentes entre las y los actores productivos. Ambas actividades son intensivas en recursos naturales y pueden incrementar su eficiencia de diversas maneras, sea a partir de la mejora de los procesos de cultivo y cosecha (innovaciones de proceso), de la mejora en la calidad de los productos finales (innovaciones de producto) o de la mejora en las formas de comercializar la producción (innovaciones de comercialización). En estas actividades resultaría factible valerse de recursos aún subutilizados, como las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) o la biotecnología, que pueden facilitar el aprovechamiento de los recursos existentes, o mejorar su calidad, además de incrementar la eficiencia productiva. En este caso —como en otros que se describen más adelante—, apoyar el desarrollo y potenciación de las capacidades profesionales, productivas y tecnológicas de la provincia resultará una de las claves del éxito de la estrategia. En cuanto a la ganadería bovina y caprina, también actividades de larga tradición en la provincia, la posibilidad de generar sectores más competitivos se asocia fundamentalmente con la introducción de mejoras en las condiciones de salubridad e higiene, la profesionalización de la actividad, la problemática de la informalidad y la promoción de un proceso de comercialización más organizado. La ganadería bovina se desarrolla de modo bastante heterogéneo en Santiago del Estero, donde conviven experiencias de baja productividad y deficientes condiciones de sanidad con casos exitosos en los que prevalece el uso de tecnologías más avanzadas, que podrían ser adoptados por un mayor número de agentes. En cambio, en la ganadería caprina el rezago productivo y la situación de vulnerabilidad son más generalizados. Ello se debe, en gran medida, a que se trata de una actividad complementaria de la agricultura familiar, sujeta a prácticas comerciales idiosincráticas (Históricamente la producción caprina se lleva a cabo de forma dispersa y es utilizada por las familias campesinas como vía de acceso a medicamentos o bolsones de comida a través del trueque o mecanismos similares). Aquí también se vislumbra un espacio significativo para mejorar la calidad y eficiencia a partir de la articulación entre diferentes instituciones que apunten, entre otras cosas, a una mayor formalización y organización del mercado y a la mejora de las condiciones de faena. El desarrollo de actividades vinculadas con la producción forestal, textil y de alfalfa depende en primer lugar de la propia recuperación de esos sectores. En un proceso de regeneración de actividades tradicionales, las capacidades desarrolladas en esas ramas pueden ser complementadas y aprovechadas con la agregación de valor en distintas etapas de transformación. En ese sentido, la inversión que ha venido realizando la provincia en la calificación de los recursos humanos requeridos para desarrollar este tipo de actividad —tanto en oficios como a partir de formación universitaria y de posgrado—, en colaboración con instituciones que componen el sistema provincial de ciencia y tecnología —en particular el INTA, el INTI y la UNSE—, constituye un buen punto de partida. Respecto de los alimentos, la apicultura y la carne porcina, la expansión y mejora de la productividad del sector primario también es una condición necesaria para el desarrollo de nuevos encadenamientos que agreguen valor a la producción local. En este caso, las oportunidades se presentan, fundamentalmente, en la cadena láctea —a partir de la ganadería caprina—, la industrialización de la frutihorticultura, los cereales y oleaginosas, y los productos no madereros del monte nativo, como la harina de algarroba y sus derivados. En cuanto a la apicultura, las condiciones que ofrece el bosque nativo son sumamente atractivas para el desarrollo de la actividad, con excelentes condiciones para la certificación de miel orgánica y posibilidades de complementación con otras actividades (De hecho, como se expone en el apartado correspondiente, unas de las actividades de mayor integración potencial con la apicultura es la ganadería bovina en SSP y la producción de alfalfa para semillas, donde la productividad tiene una correlación directa con la polinización de las abejas). Por su parte, el crecimiento reciente de la ganadería porcina pone de manifiesto el potencial del sector, aunque Santiago del Estero no cuenta aún con ningún frigorífico habilitado para la faena, que se realiza fuera de la provincia. Esta actividad, propiciada por el Ministerio de Producción provincial por medio de la Dirección de Agricultura, el INTA y la Escuela de Agricultura, Ganadería y Granja de la UNSE, fue incorporando mejores prácticas de manejo, elaboración propia de alimento balanceado e infraestructura y genética, y presenta un horizonte de expansión y desarrollo que amerita ser apuntalado. El turismo es la actividad de mayor crecimiento en los últimos diez años en Santiago del Estero y presenta amplios espacios para continuar desarrollándose. Si bien una proporción significativa del crecimiento del sector obedece a la explotación de ventajas naturales (aguas termales en Termas de Río Hondo), el turismo en Santiago del Estero ha crecido también como consecuencia de la creación planificada de otros atractivos a partir de la construcción de infraestructura orientada al turismo deportivo y al turismo de reuniones. La provincia ha definido este sector como estratégico y, como se podrá apreciar más adelante, continúa realizando importantes inversiones públicas en diferentes áreas para diversificar los atractivos turísticos del territorio. El desarrollo de energías alternativas constituye otro objetivo estratégico para Santiago del Estero, incluido como una de las Metas del Bicentenario por su importancia para crear nuevas fuentes de energía que permitan abastecer al territorio, viabilizar la solución de desafíos vinculados al desarrollo económico y social (acceso al agua), aprovechar recursos disponibles y traccionar procesos de desarrollo sustentable. En este marco la apuesta estratégica es el desarrollo de la energía geotérmica, la energía a partir de biomasa y la energía solar. La minería también presenta condiciones y oportunidades para incrementar la producción, sobre todo en los casos de minerales no metalíferos, como el yeso o la caliza, y para impulsar la explotación de minerales metalíferos con el consecuente efecto sobre el empleo. Al ser una actividad extractiva con distintos impactos socioambientales, su desarrollo presenta una complejidad particular, ya que se requiere generar consensos e implementar todas las acciones y regulaciones necesarias para una explotación sustentable. Finalmente, el desarrollo de la economía del conocimiento, desde la biotecnología al software, también se presenta como una apuesta estratégica, en especial por su carácter transversal, que la torna necesaria para el desarrollo de cada una de las actividades mencionadas anteriormente. En Santiago del Estero la economía del conocimiento se constituye en uno de los tres ejes transversales definidos por la propia provincia para avanzar en la concreción de las siete Metas del Bicentenario y, en ese marco, se han puesto a disposición del sector productivo local distintas herramientas e instrumentos que apoyan el desarrollo de la economía del conocimiento (La reciente sanción de la Ley N° 27.506 de Economía del Conocimiento y los beneficios sectoriales que de ella se derivan pueden contribuir a fortalecer esta apuesta estratégica). Las actividades vinculadas a la economía del conocimiento con mayor proyección provincial son la biotecnología y la informática, que tienen el potencial de aumentar la productividad en el resto del entramado económico local, con lo cual mejora la calidad y eficiencia de distintos procesos productivos. Asimismo, aunque de manera más incipiente, se está explorando el desarrollo de algunas industrias creativas, especialmente las dedicadas al diseño y la industria cultural —a la que se aludió tangencialmente en el desarrollo de la actividad turística—, y proyectos vinculados a la nanotecnología en el INBIONATEC (UNSE-CONICET). El algodón ha sido históricamente uno de los principales cultivos de Santiago del Estero, la provincia con mayor superficie sembrada en el país, que explica casi la mitad de la producción nacional y cuenta con 11 desmotadoras. A pesar de las ventajas naturales de Santiago del Estero para el desarrollo de esta actividad, el área cultivada con algodón retrocedió de manera significativa en los últimos veinte años, en prácticamente 50% entre 1997 y 2017 (cuadro 1). Ello se explica, en la zona de secano, por el crecimiento de los cultivos de soja, maíz y sorgo, y en la zona de regadío por la expansión de la producción de alfalfa. Esta retracción, sin embargo, no impactó negativamente en la producción agregada, como consecuencia del aumento en el rendimiento de las explotaciones de mayor tamaño. En efecto, por detrás de la contracción de la superficie sembrada se vislumbra una situación bastante heterogénea. Más del 60% de la producción de algodón se desarrolla en minifundios, que impiden aprovechar las economías de escala de la actividad. Según los expertos consultados, en Santiago del Estero prevalecen unidades de producción pequeñas, de entre 6 y 10 hectáreas, cuando el sistema requiere de producciones medianas de al menos 1.000 hectáreas para ser eficiente. En las pequeñas explotaciones la actividad se desarrolla principalmente de manera informal. Ello no solo plantea una desventaja para la negociación de los precios de venta por parte de las y los pequeños productores, sino, sobre todo, para implementar prácticas de modernización tecnológica, realizar evaluaciones de calidad, acceder al crédito formal y obtener las mejores variedades de semillas (La situación se vuelve aún más vulnerable dadas las condiciones de falta de acceso a servicios básicos y problemas de tenencia de la tierra). Estas restricciones generan una relación asimétrica entre la o el pequeño productor y las y los propietarios de las desmotadoras que están verticalmente integrados y poseen grandes extensiones cultivadas. Así, por ejemplo, la medición de la calidad del algodón previa a su venta constituye una operación clave para transparentar la cadena y mejorar la competitividad del sector, en particular la de las unidades más pequeñas. Cuando no existe la posibilidad de realizar una evaluación parametrizada y objetiva, la calidad se pondera a partir de una calificación visual que tiende a desfavorecer a ese tipo de productores/ as. Para atender esta problemática, en 2017 el INTI de Santiago del Estero creó un laboratorio destinado a la evaluación de calidad de la fibra del algodón y adquirió un equipo de HVI (High Volume Instrument) acorde con los estándares internacionales de calidad. La certificación de calidad a través de este tipo de sistemas es todavía incipiente, por lo que la capacitación que se está llevando a cabo para que las y los productores accedan a este tipo de servicio —que es otra forma de agregar más valor a la producción— constituye una herramienta fundamental. El mencionado desplazamiento del algodón por parte de la soja y otros cultivos ha dado lugar a la pérdida de ciertas capacidades productivas. A medida que se retrae la actividad, tienden a perderse algunas prácticas y saberes, lo que se potencia con el retiro de trabajadores/as y propietarios/as derivado del propio cambio generacional. Esto sucede, por ejemplo, en la actividad de desmotado, que requiere de ciertas habilidades específicas de las que depende la calidad final del algodón15. En esta línea, el INTI de Santiago del Estero también ha mostrado iniciativa al impulsar capacitaciones en mejora de procesos, tecnologías de gestión y eficiencia energética en desmotadoras (La desmotadora es muy intensiva en el uso de energía eléctrica. En 2015, en el marco de un proyecto financiado por la Unión Europea, se contrataron expertos en algodón e hilanderías —principalmente de Brasil— y se trabajó en clínicas tecnológicas para formar y profesionalizar a la mano de obra local. Como parte de ese proyecto, en 2017 se concretó una misión a Brasil donde se conocieron experiencias asociativas de productores/as para trabajar en mejoras de calidad del algodón.) La rentabilidad del algodón depende en gran medida de la calidad de las semillas. Hasta comienzos de la década de 1990 se utilizaban variedades de semillas desarrolladas por el INTA. Con la introducción de las semillas transgénicas —de la mano de Monsanto— y el paquete tecnológico asociado se mejoró significativamente el rendimiento del algodón, tal como se manifiesta en el crecimiento de la producción (cuadro 1). Sin embargo, estas nuevas variedades no se adaptan por completo a las especificidades del clima y suelo locales. Por ejemplo, no resultan resistentes al picudo del algodonero, lo que reduce significativamente su eficiencia y calidad (Arza et al., 2012). El desarrollo de variedades adaptables a las condiciones climáticas, del suelo y plagas locales tiene lugar en el INTA, que hasta el momento solo cuenta con tres variedades, aunque recientemente anunció el desarrollo, por primera vez en la Argentina, de una variedad de semilla resistente al picudo que genera buenas expectativas para el futuro de la actividad en la provincia. La presencia de esta plaga ha impedido históricamente la agregación de valor en este cultivo —por ejemplo, mediante la producción de algodón orgánico. La mejora de la eficiencia del proceso productivo también depende de la tecnología utilizada en el cultivo y la cosecha del algodón. En la Argentina la cosecha se realiza con maquinarias usadas, en su mayoría importadas desde los Estados Unidos. Resulta posible, no obstante, pensar en encadenamientos aguas arriba a partir de la explotación de ventajas locales asociadas a la tradición de la industria de maquinaria agrícola y agropartes del país, y a la necesidad de adaptar las soluciones tecnológicas a las especificidades locales —como ocurre también en el desarrollo de semillas—. Si bien esta tradición es propia principalmente de las provincias de Córdoba y Santa Fe, resulta relevante desde una mirada más agregada que considere los vínculos productivos y las externalidades positivas no solo en el propio territorio, sino también en los territorios contiguos (En esta dirección, es interesante el lanzamiento reciente de la empresa Dolbi S.A. —localizada en Avellaneda (provincia de Santa Fe)— de una nueva cosechadora autopropulsada, como resultado de un proyecto de articulación público-privada con el INTA. La cosechadora busca aumentar la capacidad operativa, evitar la contaminación de la fibra con el suelo y simplificar y reducir costos de logística, dado que incorpora el rotoenfardado del algodón). En síntesis, la recuperación del algodón permitiría potenciar una ventaja natural del territorio santiagueño, aprovechar ciertas capacidades ociosas y reincorporar laboralmente recursos humanos con experiencia y calificación en la actividad, lo que a su vez podría contribuir a mitigar el proceso de migración interna. Existe un amplio margen para la mejora en los procesos de cultivo y siembra que promuevan el desarrollo de encadenamientos hacia arriba, desde los más simples (proveedores de servicios) hasta los más complejos (fabricación de maquinaria, desarrollos de nuevas variedades de semillas), incluidos, como se verá más adelante, los encadenamientos aguas abajo en actividades como la hilandería. Pero el aprovechamiento de todo ese potencial, sobre todo el impulso a este tipo de encadenamientos requiere de la regeneración, el escalamiento y el perfeccionamiento de la producción primaria. La actividad frutihortícola de Santiago del Estero se localiza en el suroeste de la provincia, al margen de la cuenca del río Dulce, y se concentra en la producción de hortalizas, con predominancia de cebolla, zanahoria y lechuga, en otoño-invierno, y cucurbitáceas, principalmente sandía y melón, en primavera-verano. La producción se destina a los grandes centros urbanos del país, principalmente al Mercado Central de Buenos Aires y al Mercado de Productores de Rosario, en calidad de producciones “primicia” o tempranas. Las condiciones agroecológicas de la provincia y la disponibilidad del riego permiten a las y los productores locales tener una ventaja de acceso a los mercados, dada la débil competencia que enfrentan, al menos de productos similares provenientes de otras provincias argentinas. Solo la producción de cebollas tiene la exportación a Brasil como mercado principal. Sin embargo, su participación en las exportaciones provinciales es marginal (cuadro 2) y las exportaciones suelen originarse en excedentes que no pudieron ser colocados en el mercado local por la existencia de competidores nacionales. Otro caso que es interesante mencionar es la producción de legumbres, específicamente de porotos. Santiago del Estero es el segundo productor nacional después de Salta con algo más de un cuarto de la producción total y, para 2020, el 7% de las exportaciones provinciales estaban explicadas por este producto, después del maíz, la soja y el trigo. Lo interesante en este caso es que, si bien se observa una retracción en la participación relativa en los últimos 20 años, se mantiene su importancia como producto de exportación provincial. La producción frutihortícola está ayoritariamente atomizada en pequeñas unidades que se desenvuelven en condiciones de elevada precariedad y vulnerabilidad. Se trata de una actividad predominantemente informal, con bajo nivel de implementación de técnicas de cultivo en invernadero, poca difusión de prácticas de riego adecuadas y uso inadecuado de fertilizantes, lo cual no solo afecta la productividad del sector sino la calidad de los productos finales (CIECTI, 2019). La combinación de estos factores (deseconomías de escala, falta de riego, escasez de fertilizantes, etc.) redunda en una dinámica productiva que es ineficiente y que no logra articular procesos que puedan agregar valor a la producción previo a su comercialización (lavado, selección, empaque). El INTI de Santiago del Estero se encuentra trabajando en acciones orientadas a mejorar los procesos de producción y la calidad de los productos frutihortícolas. Recientemente, por ejemplo, se puso en funcionamiento un laboratorio de alimentos que tendrá por objetivo desarrollar análisis microbiológicos y fisicoquímicos. Otra iniciativa para destacar es el intento de implementar un modelo de lavado asociativo de zanahoria en la localidad de Estación Simbolar en la zona de regadío. A su vez, el INTA, desde la Estación Experimental en Santiago del Estero, cuenta con una Agencia de Extensión en Fernández y otras en el departamento de Figueroa, donde se realizan ensayos de investigación, capacitaciones y asistencia técnica. Las condiciones de comercialización y de acceso a los canales de distribución constituyen otra dimensión importante, que va más allá de los aspectos estrictamente productivos. Las restricciones relacionadas con la intermediación (asimetría de información y poder de mercado) dificultan la negociación de los precios por parte de las y los productores locales. A esto se suma la pérdida de competitividad, derivada, por un lado, de los altos costos de transporte hacia los mercados principales (Buenos Aires y Rosario) y, por otro, del surgimiento de cordones hortícolas significativos como la zona periurbana de Rosario o de La Plata, con mejor adopción de tecnología de invernaderos, fertirriego y mano de obra calificada para buenas prácticas agrícolas. En suma, un mayor desarrollo de la frutihorticultura debe apuntar a mejorar las condiciones y oportunidades de la agricultura familiar y de las pequeñas y medianas empresas (pymes) agropecuarias. El relevamiento efectuado indica que existe un amplio margen para avanzar en esa dirección. En la zona de regadío ello podría concretarse a partir de la adopción de tecnologías ya existentes en la provincia, como la nivelación de sus predios —con tecnología convencional o nivelación láser—, el fertirriego y un manejo integrado de plagas. Por su lado, la producción primicia en zonas semiáridas podría beneficiarse con la mejora genética de cultivos y la difusión de técnicas para producción forzada en ambientes controlados con invernaderos y sombráculos. La formalización de estas actividades, el acceso a mercados de proximidad y la industrialización y transformación de productos perecederos en envasados y conservas representarían una oportunidad para competir en mercados nacionales y, eventualmente, de exportación. La actividad ganadera y la producción de carne han mostrado un crecimiento importante en los últimos años, como se advierte en los datos de empleo registrados en la provincia. Si bien la información disponible no permite discriminar entre producción caprina y bovina, de las entrevistas realizadas surge que la primera constituye aún una actividad altamente informal y poco profesionalizada, mientras que la producción de carne bovina muestra avances considerables a través del desarrollo de diversos emprendimientos ganaderos, tanto de cría como de engorde. El marco institucional y regulatorio de la provincia ha favorecido el crecimiento del sector a través de diferentes instrumentos: la Ley N° 6.750 de 2005, que establece el sistema provincial de promoción y desarrollo industrial; el programa Procarne, también de 2005, que busca incrementar el aporte de la ganadería bovina al PBG de Santiago del Estero; y la Ley Provincial Nº 6.333 de Fomento y Desarrollo de la Actividad Caprina (1996), que declara a esta actividad de interés provincial y busca articular acciones para favorecer la producción, comercialización e industrialización caprina y para mejorar la calidad de vida de las y los productores a partir del desarrollo de esta actividad. En cuanto a la carne bovina, Santiago del Estero tiene la mayor cantidad de cabezas de ganado del NOA —estimada en 1.650.000—. En la cadena productiva, aparece como caso paradigmático el Frigorífico Forres-Beltrán, de capitales cordobeses, que cuenta con asignación de cuota Hilton. Territorialmente, la etapa de faena bovina se concentra en determinados departamentos, mientras que el stock se distribuye, con variada intensidad, en casi toda la provincia. Sin perjuicio de esta dispersión, la producción se encuentra cada vez más concentrada: en un extremo, las y los pequeños productores —aquellos que poseen un stock inferior a 100 cabezas— dan cuenta del 73% de los establecimientos y el 11% del stock total de cabezas; en el otro, las y los grandes productores (cerca del 1% de los establecimientos) —con más de 10.ooo cabezas— concentran el 16% del stock total de cabezas (CIECTI, 2019). Los desafíos que enfrenta esta actividad varían en función del contexto geográfico. En el sudeste provincial la producción bovina se desenvuelve bajo sistemas mixtos agrícola-ganaderos, desarrollados en gran medida como consecuencia de la expansión de la frontera agrícola y la fuerte tendencia a la agriculturización de las provincias limítrofes (Santa Fe y Córdoba), que desplazó a la ganadería hacia regiones semiáridas. La principal dificultad para el desarrollo de la actividad en estas zonas se relaciona, naturalmente, con el acceso al agua. En cambio, en el oeste y noroeste de la provincia la principal limitación para un mejor desarrollo de la actividad se vincula con la falta de precisión sobre la titularidad de los dominios (Estos últimos datos surgen del “Visualizador de cría bovina” del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación). En los últimos 20 años la ganadería bovina de la provincia experimentó un cambio tecnológico sustancial, que ha permitido transformar a una producción típicamente de cría en una actividad de recría, engorde a campo y engorde a corral (feedlot), lo que renovó significativamente los parámetros productivos y el acceso a mercados locales y regionales. La mejora de las razas Brahman, Braford y Brangus en cabañas santiagueñas, junto con la incorporación de pasturas megatérmicas —como el Gatton Panic y Buffel Grass, que poseen una adaptación superior a condiciones de altas temperaturas y mejoran la receptividad ganadera—, permite proyectar la continuidad de esta tendencia, bajo el manejo de SSP (En los SSP “coexisten componentes como el arbóreo, forrajero, ganadero, edáfico y humano, y donde se generan interacciones ambientales, económicas y sociales, bajo un manejo integrado en el tiempo y en el espacio”, tal como definió el Congreso Silvopastoril realizado en Santiago del Estero en 2012. En los últimos años se ha adoptado gradualmente la propuesta del manejo de bosques (nativos) con ganadería integrada (MBGI), impulsado por el convenio de articulación institucional entre la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Jefatura de Gabinete de Ministros y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, apoyado por el INTA y el Ministerio de Producción. En un contexto de manejo sustentable que garantiza la provisión del agua mediante inversiones público-privadas, se estima que la ganadería bovina y la caprina podrían duplicar su stock en los próximos años) con bosque nativo en la zona de secano y modelos de pastoreo intensivo y engorde a corral en la zona de regadío. En cuanto al desarrollo de la cadena, la experiencia del Frigorífico Forres-Beltrán posiciona a la provincia en la frontera productiva y tecnológica. En este caso, el desafío consiste en que este deje de ser un caso de éxito aislado y pueda multiplicarse en experiencias similares, que traccionen la productividad y eficiencia de todo el segmento. En relación con la carne caprina, Santiago del Estero es el segundo productor nacional después de Mendoza. La actividad es desarrollada, en gran medida, por pequeños productores/as. En la zona de regadío se observan sistemas más intensivos, orientados tanto a la producción de carne como de leche. En la zona de secano, en cambio, la actividad se desarrolla bajo bosques nativos y especializada en la producción de carne, particularmente en la venta de cabritos. Se trata de una producción típica de la agricultura familiar que suele complementarse con algún tipo de producción agrícola. Las y los pequeños productores comercializan la carne a intermediarios/ as —denominados cabriteros/as— que faenan, en muchos casos, en su propio campo. Las transacciones no siempre se operan con dinero, pues, en ocasiones, la carne caprina es intercambiada por bolsones de alimentos e insumos mediante el trueque, en un esquema de elevada informalidad que expone a las y los productores caprinos a situaciones de gran vulnerabilidad. La parte más significativa de la faena se realiza fuera de la provincia, principalmente en Córdoba. Existen, no obstante, algunas experiencias de éxito en Santiago del Estero, como la empresa cabritera Ojo de Agua, de capitales cordobeses, que ha tenido incluso inserción en el mercado de exportación. Además, en 2019 se inauguró el primer frigorífico cabritero en la localidad de Lavalle, departamento de Guasayán, con el objetivo de elevar la calidad de las y los productores locales. Complementariamente, existe un amplio margen para incentivar la agregación de valor local a partir de la faena industrial en el propio territorio de la provincia y de la introducción de mejores prácticas de producto y proceso en la elaboración de quesos. En los últimos años se ha fomentado la fabricación de quesos y el aprovechamiento del cuero en una diversidad de productos de marroquinería, que son comercializados en ferias en el marco de prácticas asociadas a la economía social. En síntesis, buena parte de las actividades tradicionales de la provincia, de fuerte arraigado histórico en el territorio, tendieron a retraerse en las últimas décadas, o experimentaron cierto deterioro relativo en su eficiencia productiva. Aprovechar el amplio margen de mejora que presentan estas actividades le permitiría a Santiago del Estero no solo recuperar la articulación social y productiva perdida, sino sentar bases más sólidas para una estrategia de diversificación. La producción forestal es uno de los sectores históricamente más relevantes en la provincia. Su potencialidad se asocia con la existencia de una amplia superficie de bosques nativos con distintas alternativas de producción: quebracho colorado para postes y durmientes, quebracho blanco para varillas y durmientes, algarrobo para madera de muebles y producción de carbón vegetal con una diversidad de especies. La principal actividad forestal en la actualidad es la producción de carbón vegetal, que coloca a Santiago del Estero en la segunda provincia productora después de Chaco. La actividad forestal relacionada con el monte nativo se vio afectada, en algunas zonas, por la falta del recurso, fundamentalmente del quebracho colorado, que a lo largo de su historia ha carecido de un manejo sustentable. Estos procesos se están revirtiendo mediante algunas tecnologías impulsadas por el INTA, tales como el RBI (rolado de baja intensidad) y el MBGI. Esta actividad ha sido en parte desplazada por el avance de la frontera agrícola, producto de desmontes masivos y no planificados que recién comenzaron a revertirse con la sanción con la sanción de la Ley de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (Ley Provincial N° 6942 sancionada en el año 2008) Sin embargo, la experiencia acumulada, la presencia de instituciones de formación específicas como la Facultad de Ciencias Forestales de la UNSE —en oficios y en formación universitaria de grado y posgrado—, la existencia de actividades conexas y la promoción de espacios de diálogo y concertación —como la Mesa Foresto Industrial de Santiago del Estero (MeFISE)— revelan la existencia de capacidades latentes que, de potenciarse, podrían alentar cierta diversificación productiva. También los aserraderos para la producción de durmientes, postes cuadrados y muebles han experimentado una involución en sus niveles de producción. Ello se debe, por un lado, a la retracción del mercado, que se relaciona con la caída en la demanda del principal comprador de durmientes mediante licitación pública (Ferrocarriles Argentinos) y, por otro, a los altos costos de la energía y al reemplazo de las maderas convencionales por otros materiales —como la melamina— en la fabricación de muebles. El cuadro 5 muestra la evolución del nivel de empleo registrado en el sector primario (extracción de productos y servicios forestales) y en las actividades de transformación vinculadas a la explotación forestal, que pone de manifiesto el retroceso de la actividad primaria, al pasar de tener 617 empleados/as en 1997 a 269 en 2017. En las actividades de transformación se observa un panorama más heterogéneo, con subsectores que han incrementado el empleo formal (aserraderos, fabricación de productos de madera, fabricación de muebles y colchones) y otro subsector en el que se redujo (fabricación de partes y piezas de carpintería para edificios y construcciones). La actividad forestal está presente en gran parte del territorio provincial y tiene lugar en producciones familiares y a pequeña escala (sobre todo la explotación y producción de carbón). Este rasgo puede ser relevante en una provincia tan extensa, con una población disgregada en pequeños parajes en el territorio y que tiene, por lo tanto, demandas de puestos de trabajo igualmente dispersas (CIECTI, 2019). El desarrollo de la cadena forestal presenta desafíos y oportunidades en un contexto global y local de cambio de paradigma y de preferencias. En términos del paradigma asociado con sistemas de producción sustentable, la actividad debe avanzar en la propuesta de una gestión sostenible de los bosques nativos que reduzca la deforestación y la degradación del ambiente. Simultáneamente, debe ser capaz de generar nuevas oportunidades asociadas, por ejemplo, con nuevas aplicaciones en construcción de madera y biomateriales para sustituir productos no renovables con alta emisión de gases de efecto invernadero tales como plásticos, cemento y ladrillos (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, 2019). En términos de preferencias y configuración de la demanda, el avance de la producción de muebles en aglomerado genera un desplazamiento por parte de la producción tradicional en madera maciza, lo cual también representa un importante desafío para el sector de muebles en esta provincia y otras con tradición similar. La cadena textil en la provincia está representada fundamentalmente por las actividades vinculadas con hilandería y textil, mientras que los eslabones de confección y teñido no evidencian una presencia significativa (En 2017, estas actividades, específicamente la fabricación de prendas de vestir empleaba solamente a 26 trabajadores/as registrados en toda la provincia) De las siete actividades que componen el sector de productos textiles en el nomenclador de actividades económicas a cuatro dígitos (ClaNAE-97), solo una de ellas (preparación e hilandería de fibras textiles y tejeduría de productos textiles) concentra la totalidad del empleo registrado en Santiago del Estero: aunque llegó a representar el 2,2% del empleo provincial en 1997, disminuyó a 0,9% en 2017. El algodón cosechado se destina a plantas desmotadoras que se ubican en la franja este de la provincia —la principal zona de siembra del cultivo—, aunque las desmotadoras más importantes se localizan en los departamentos de Robles y Banda, en la zona de regadío del río Dulce. En este caso es importante mencionar la planta industrial de la Cooperativa Agrícola Algodonera La Banda Ltda., que recibe algodón en bruto de socios/as —en general, pequeños productores/as algodoneros— y no socios/as y realiza las actividades de desmote y armado de fardos de algodón. Además de recibir producción local las desmotadoras de la provincia también compran producción de algodón a Chaco. En términos del proceso de transformación e industrialización del algodón, la provincia cuenta con dos empresas para destacar. La más importante es Coteminas, de origen brasilero, que adquirió la planta de Grafa de La Banda en 2004 y se dedica a la producción de toallas (En 2014, la empresa había comenzado a confeccionar también sábanas, pero esta actividad se abandonó en 2019) La radicación de esta empresa se vio favorecida por el Sistema Provincial de Promoción y Desarrollo Industrial a través de la Ley N° 6.750 y hoy es la principal planta de producción de toallas en el país. La otra empresa es INTA Industria Textil Argentina S.A., ubicada en el Parque Industrial La Isla de La Banda, que se dedica a la producción de tejidos lisos y fantasía de algodón (CIECTI, 2019). La presencia de estas grandes empresas en el territorio da cuenta, por un lado, de la posibilidad de generar valor agregado local y, por otro, de delinear estrategias de desarrollo de proveedores a partir del esfuerzo colectivo del sector privado y de las instituciones públicas con trayectoria y capacidades acumuladas en el sector. Una potenciación de estas actividades tendría un efecto positivo sobre el empleo y la agregación de valor a una parte significativa y tradicional de la producción primaria de la provincia. El rubro de alimentos y bebidas ha perdido participación en la producción y el empleo de la provincia de Santiago del Estero en los últimos 20 años. En 2004 el sector explicaba el 2,4% del PBG provincial, porcentaje que se redujo a 1,7% en 2017. Al interior de la rama de alimentos se observan casos de diversificación relacionada que pueden ser potenciados, como la industria láctea. En este rubro el empleo registrado se incrementó un 50% entre los años antes considerados y, si bien el peso en el empleo provincial disminuyó, se identificaron oportunidades de diversificación a partir de producciones de nicho, vinculadas principalmente a los productos derivados de la ganadería caprina. Esta última actividad se localiza sobre todo en el centro de la provincia y, aunque en los últimos años evidenció un descenso de su importancia relativa, existen, al igual que en el caso del algodón, capacidades productivas preexistentes que pueden ser aprovechadas. Asimismo, también se destaca la potencialidad en la preparación de frutas, hortalizas y legumbres, actividad que si bien muestra un retroceso en el empleo registrado podría desarrollarse a partir de la agregación de valor en las producciones primarias (especialmente en poroto y tomate). La diversificación de la rama alimenticia aparece como una oportunidad asociada al desarrollo y la mejora de productividad de las actividades primarias. Algunos esfuerzos institucionales de la provincia se orientan particularmente en esta línea. De hecho, las industrias asociadas al eslabonamiento de actividades caprinas, como los subproductos lácteos, han sido identificadas junto a otras, encadenadas a la actividad frutihortícola (conservas de tomate y de hortalizas) como ramas estratégicas en el Plan Estratégico Industrial de la provincia. En esta misma línea operó la instalación del INTI en Santiago del Estero, que prioriza la agregación de valor, el aumento de la productividad y las mejoras de calidad en las cadenas de alimentos (principalmente frutas, hortalizas y carnes). En esa dirección se enmarca la creación del ya mencionado laboratorio de alimentos, que contó con aportes de empresas privadas locales y fue inaugurado en la sede de esta institución en el Nodo Tecnológico. El laboratorio se orienta al desarrollo de acciones de mejora de calidad a partir del rotulado nutricional y de certificaciones. Desde el comienzo se pensó también en la generación de recursos humanos calificados que acompañen un desarrollo futuro del sector y se acordó con la UNSE la creación de la carrera de Ingeniería Industrial, que tuvo su primer egresado en noviembre de 2020. Como complemento del desarrollo de las producciones de carne bovina y caprina, la producción de carne porcina constituye una de las actividades de mayor potencial de diversificación productiva, más allá de su desarrollo incipiente. Santiago del Estero cuenta, por ejemplo, con el emprendimiento asociativo Colonia Jaime en la zona de regadío del departamento de Robles, asesorado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología y el INTI. Este establecimiento se destaca por su estrategia de comercialización directa al consumidor, el valor agregado de la producción porcina, el uso eficiente del agua mediante fertirriego y la obtención de energía para la elaboración de los chacinados a partir de los residuos del tambo bovino mediante un prototipo de biogás. También la firma Tres Valores S.A., en el departamento de San Martín, cuenta con una importante planta de elaboración de productos para la nutrición animal y un moderno criadero de cerdos, y un potencial para la producción y comercialización de capones de 130 kilos a nivel regional con posibilidades de exportación. Si no fuera por estas experiencias, la agregación de valor local en la cadena porcina sería prácticamente nula. La provincia no cuenta con ningún frigorífico habilitado para la faena, que suele hacerse en situaciones precarias e informales, lo cual genera incertidumbre acerca de la calidad de la carne y las consecuencias sobre la salud a partir de su consumo. Sin embargo, la producción de chacinados y encurtidos locales podrían encontrar demanda principalmente en el mercado regional, con mejores posibilidades de desarrollo. Esta restricción condiciona la actividad de las y los productores pequeños, independientemente del tipo de producción ganadera de la que se trate. El reducido volumen de producción, las distancias geográficas o, directamente, la inexistencia de mataderos habilitados impide que las y los productores faenen su producción en condiciones sanitarias adecuadas. En este contexto, pueden diseñarse soluciones que atiendan esta situación para el desarrollo de las economías regionales en colaboración con el Senasa, tales como las salas de faena móviles y la instalación o reacondicionamiento de mataderos municipales. En este contexto relativamente favorable, la provincia cuenta, según se señala en su Plan Estratégico Industrial, con “condiciones inmejorables para producir carne porcina: importante volumen disponible de granos y hortalizas, subproductos de molienda de soja (y a corto plazo de maíz), condiciones geoclimáticas aceptables, disponibilidad de mano de obra, condiciones fitosanitarias” (Plan Estratégico Industrial de Santiago del Estero, 2019, p. 128). También es importante mencionar los avances realizados en genética que permiten la mejora de la carne porcina que se produce en la provincia, sobre todo a partir del trabajo del INTA y la UNSE. La apicultura es una actividad destacada por sus ventajas naturales, que surgen del aprovechamiento del bosque chaqueño y permiten producir mieles de algarrobo y quebracho, muy valorizadas por su calidad. Sin embargo, al depender de la flora natural, la apicultura constituye una producción de marcada estacionalidad que en los años de sequía se reduce de manera considerable. Por ello, suele encararse como una actividad secundaria efectuada principalmente por cosechadores/as pampeanos, que ingresan a la provincia, dejan sus panales, cosechan y luego migran. Las y los pequeños productores no pueden afrontar individualmente las fluctuaciones derivadas del clima y la estacionalidad, por lo que el asociativismo aparece como una solución de primer orden. En la provincia sobresale el caso de la Cooperativa de Trabajo Coopsol Ltda., establecida en 1992, con 1.300 colmenas. Esta experiencia representa un buen ejemplo de asociativismo, productividad con buenas prácticas, valor agregado en origen e integración horizontal y vertical para acceder a mercados regionales y de exportación. También se encuentra la Asociación Civil APONA (Asociación de Productores Orgánicos del Norte Argentino), establecida en 2009, que está integrada por más de 100 pequeños productores/ as orgánicos y cuenta, desde 2011, con la certificación Comercio Justo otorgada por la FLO (Fairtrade Labelling Organizations International). De todas maneras, la mayor parte de la comercialización de miel de la provincia continúa siendo a granel y las exportaciones se realizan a través de intermediarios. Si bien en la actualidad las ventas de miel al exterior tienen un peso marginal en el total de las exportaciones de la provincia, se observa un crecimiento gradual en los últimos 20 años que pone en evidencia la potencialidad del sector. La agregación de valor en origen todavía es baja, por lo que deben pensarse mecanismos que potencien la presencia de eslabones locales adicionales en la cadena. Un posible eje de impulso podría estar dado por el crecimiento de la actividad turística en la provincia, como un modo de generar una demanda adicional que incentive la transformación local. También existen diversas herramientas de política pública orientadas a mejorar los procesos productivos de la cadena. En cuanto a la formación de recursos humanos relacionados con la actividad puede mencionarse la Escuela Provincial de Formación en Apicultura Fidela Smith y la UNSE, que ofrece una Tecnicatura Universitaria en Apicultura y cuenta además con servicios de laboratorios reconocidos para la determinación de la calidad de la miel. El INTA también tiene un rol relevante en la asistencia a productores/as locales mediante la estrategia del Programa Nacional de Apicultura y la red de escuelas agrotécnicas, que trabajan en colaboración con la UNSE con el objetivo de mejorar la calidad y el valor agregado de la actividad apícola con proyección exportadora. El sector turístico de Santiago del Estero es el de mayor crecimiento en los últimos diez años, al tiempo que cuenta con amplias posibilidades para seguir desarrollándose. En términos de empleo, esto se refleja en un incremento del peso relativo de los servicios de hotelería y de restaurantes. A su vez, este crecimiento también se manifiesta en el número de hoteles, que pasó de 135 a 170 entre 2010 y 2019, y en la ampliación de capacidades y servicios en los hoteles existentes. La actividad turística está concentrada principalmente en Termas de Río Hondo y, en segundo lugar, en la ciudad capital. Si bien una proporción significativa del crecimiento del sector obedece a la explotación de ventajas naturales (aguas termales en Termas de Río Hondo), el turismo en Santiago del Estero ha crecido también como consecuencia de la creación planificada de atractivos a partir de la construcción de infraestructura orientada al turismo deportivo y al turismo de reuniones. En este marco, se define al sector como estratégico (La Ley Provincial Nº 6.750 de Promoción Industrial incluye como beneficiarios/as a todos aquellos que desarrollen infraestructura turística), por lo que se promueven las inversiones públicas orientadas a diversificar los puntos turísticos del territorio. Es de esperar que, a medida que avance el uso y la explotación de esta infraestructura, se produzcan inversiones privadas en servicios relacionados (hotelería, restaurantes). El turismo en torno a las termas posee ventajas naturales y de localización. La ciudad de Termas de Río Hondo es la principal receptora de visitantes. Ubicada a 69 km de la capital santiagueña y a 90 km de la ciudad de Tucumán, la mayoría de las y los visitantes proviene de esta última provincia. Su localización permite pensar en la incorporación de Río Hondo al importante corredor turístico del NOA, que podría potenciarse a partir de la conclusión de la autovía que conecta Termas y Tucumán. Respecto del turismo deportivo, Santiago del Estero cuenta con infraestructura de clase mundial, que incluye un autódromo, un campo de golf en Termas de Río Hondo, una pista de carreras de BMX, un natatorio olímpico y un estadio de fútbol en la ciudad capital. En todas estas instalaciones se disputan campeonatos regionales y mundiales que permiten atraer turismo nacional e internacional. Con este mismo objetivo, también está planificada la construcción de un embarcadero en un espejo de agua de 30.000 hectáreas en Río Hondo, en el que podrían desarrollarse actividades náuticas. Por su parte, el turismo de reuniones se desarrolla en torno al centro de convenciones localizado en la capital de la provincia, en lo que era la antigua estación de trenes. Se trata de un edificio con amplia capacidad y precios competitivos en relación con los ofrecidos por lugares similares de provincias cercanas. La planificación del turismo de Santiago del Estero incluye la identificación de áreas con potencial que aún no han sido explotadas. Entre ellas se destacan el área que limita con Catamarca, el departamento de Copo y la ciudad de Sumampa, del departamento de Quebrachos. En cuanto a la primera, la provincia ha firmado un convenio con Catamarca para avanzar en el desarrollo turístico a partir de acciones de cooperación entre ambas provincias. Por su parte, el departamento de Copo cuenta con un parque provincial, otro nacional y una reserva natural provincial. Finalmente, en Sumampa el atractivo se asocia con el turismo religioso, dado que allí se ubica el santuario de la Virgen de Sumampa, y su celebración (21 de noviembre) atrae visitantes de diversos lugares. Otra región con potencial es la zona de las sierras de Guasayán, que tiene como cabecera la localidad de Villa La Punta, en tanto cuenta con infraestructura hotelera, en el departamento de Choya, y se une a las Termas de Río Hondo a través de las rutas provinciales 3 y 10 que recorren, en sus más de 90 kilómetros, sitios de interés como Maquijata, Sinchi Caña, Guampacha y Villa Guasayán. Las potencialidades del sector se asocian con la generación de empleo directo, pero también indirecto en actividades tales como gastronomía, alimentos (productos regionales, carne caprina), energía geotérmica, comercio minorista y servicios de salud, cosmética y bienestar, entre otras. En Santiago del Estero, el acceso a la energía constituye una restricción importante; especialmente si se considera que en este territorio solo se genera el 10% de la energía que se consume. Las limitaciones están asociadas con el acceso a la red, con la potencia y con los elevados costos de la energía ofrecida. La búsqueda de nuevas formas de producción de energía es una estrategia de desarrollo que tiene un doble objetivo: mejorar el acceso energético y potenciar las economías de los territorios. Una primera alternativa es la generación de energía a partir de biomasa, que aún se encuentra sin aprovechar. Las fuentes podrían ser de origen industrial (aserraderos) y de los residuos generados por la industrialización de cereales y oleaginosas (Santiago del Estero tiene la mayor superficie del NOA en soja y maíz). También se genera biomasa a partir del residuo de las plantas desmotadoras de algodón (cascarilla de la semilla), al separar la fibra de la semilla. En todos estos casos se trata de opciones de energía segura, eficiente y neutra en carbono y que podrían beneficiar al sector residencial y económico. Sin embargo, la disponibilidad de biomasa es una condición necesaria pero no suficiente para la producción de energía. En la Argentina, la generación de este tipo de energía es muy incipiente y hay obstáculos que es necesario sortear para avanzar en esta dirección de manera planificada. De acuerdo con el Plan Estratégico Forestal y Foresto Industrial Argentina 2030 (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, 2019), entre esos obstáculos se encuentran: la mayor complejidad y los costos asociados al manejo de biomasa en comparación con los combustibles fósiles, las dificultades de acceso al financiamiento por desconocimiento —por parte de los bancos— de la tecnología y la factibilidad económica del negocio, la necesidad de contar con espacios físicos importantes para un combustible que produce suciedad, polvo y riesgo de incendio, y la falta de incentivos de promoción específicos. Las experiencias más recientes en la generación de energía a partir de biomasa en la provincia incluyen alrededor de 15 proyectos que, por el momento, permiten el autoabastecimiento de las y los productores y, de esta manera, reducen significativamente sus costos de producción. El siguiente paso implica el desarrollo de nuevas redes que permitan inyectar los excedentes generados en el sistema interconectado nacional (generación distribuida). La energía geotérmica también se proyecta como una fuente posible a partir del aprovechamiento de las aguas termales. Se han realizado estudios de factibilidad junto al Servicio Geológico Minero Argentino. Los trabajos ulteriores (perforación) para explotar la geotermia como recurso requieren inversiones adicionales. La investigación, la experimentación adaptativa, la aplicación de tecnologías apropiadas y el uso sustentable del recurso geotérmico se han visto favorecidos a partir de los avances institucionales en pos de la creación de un instituto de triple dependencia integrado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la provincia, la UNSE y el CONICET. La explotación de esta fuente de energía potenciaría, a su vez, el atractivo turístico de Río Hondo, que podría construir su propio centro de interpretación sobre energías alternativas. Finalmente, también se ha avanzado en la identificación de posibilidades de producir energía solar. Para ello, en la sede del Nodo Tecnológico se realizó una importante inversión vinculada con un prototipo de paneles solares para la generación de energía y su utilización eficiente mediante luminarias. También se elaboró el mapa solar de la provincia, en conjunto con la Universidad Nacional de Salta y el Grupo de Recursos Naturales del INTA, lo cual constituye un instrumento que brinda información estratégica para futuras inversiones vinculadas con la energía solar. Una de las principales restricciones que enfrenta Santiago del Estero para promover la producción de energías alternativas es la ausencia de un marco regulatorio propicio. En la actualidad existen 13 provincias adheridas a la Ley Nacional N° 27.424 de Generación Distribuida y ocho con regímenes propios de intercambio energético; Santiago del Estero se encuentra entre las tres provincias sin marco regulatorio. Pese a ello, el desarrollo de este sector es estratégico para resolver las dificultades del acceso a la energía que enfrenta la población en general y la actividad económica en particular. El impulso a estas actividades también está en línea con el cumplimiento de dos de las Metas del Bicentenario definidas por el gobierno de la provincia: ampliar la cobertura hídrica en el territorio provincial y mejorar la eficiencia en el uso del agua, y aumentar la generación propia de energía con base en fuentes renovables. El desarrollo de la minería es otra alternativa para la diversificación productiva en actividades no relacionadas con las tradicionales en Santiago del Estero. El auge de la actividad en la provincia tuvo lugar en los años setenta y ochenta y, en la actualidad, la producción minera se limita a las explotaciones de minerales no metalíferos (caliza y yeso) en el departamento de Choya. Sin embargo, a partir de las entrevistas realizadas con actores/as clave y sobre la base de trabajos previos, se desprende que la provincia ofrece en minería posibilidades aún no exploradas, como yacimientos evaporíticos y tierras raras en las sierras de Sumampa y Ambargasta. En todos los casos se observa un aumento del empleo entre los años considerados, en los que la fabricación de artículos de hormigón, cemento y yeso constituye la actividad con mayor concentración del empleo formal, aun cuando en términos relativos ha disminuido su participación en el empleo provincial. Las diferentes posibilidades de uso del yeso se vinculan a la producción de cultivos como la soja —material que proporciona mayor sustentabilidad a los suelos—, a la industria de la construcción (Según las fuentes consultadas, en la actualidad hay una sola firma activa que se dedica a la producción de yeso para construcción y que atiende principalmente el mercado cordobés) y a la producción de durlock y cemento. Específicamente, esta producción primaria e industrial es central para acompañar la dinámica de una de las actividades provinciales más relevantes en términos de empleo que es la construcción, especialmente la asociada con la obra pública. Según las personas expertas entrevistadas, la provincia cuenta también con potencial para la producción de minerales metalíferos. El principal impacto que tendría el desarrollo de este sector para la provincia está asociado a la generación de empleo formal. De todas maneras, a la hora de analizar las oportunidades productivas vinculadas con estas producciones, es necesario tener en cuenta que las industrias extractivas tienen características específicas que las distinguen del resto de las ramas de actividad —incluso del resto de las actividades intensivas en recursos naturales— y que deben ser consideradas al momento de pensar una estrategia de desarrollo. Entre ellas, se destacan las siguientes (López et al., 2019): son actividades que operan con recursos no renovables; la propiedad de los recursos del subsuelo está en manos del Estado; se requieren grandes inversiones iniciales relacionadas con la exploración del subsuelo y con el diseño, la construcción y puesta en marcha de los proyectos de explotación; se requieren largos períodos para la recuperación de las inversiones iniciales; y conllevan importantes consecuencias ambientales y sociales. Este último punto resulta crucial: al ser una actividad extractiva con impactos sobre los recursos no renovables, su desarrollo requiere generar consensos e implementar todas las acciones y regulaciones necesarias para una explotación sustentable. Las actividades vinculadas con la economía del conocimiento poseen un potencial de transformación directo e indirecto, a partir del impacto de su aplicación a las estructuras productivas existentes. La reciente sanción de la Ley N° 27.506 de Economía del Conocimiento y los beneficios especiales que se derivan de esta constituyen un primer marco de referencia general para el desarrollo de estas actividades en todo el territorio nacional. En el caso de Santiago del Estero, la sociedad del conocimiento se instaura como uno de los tres ejes transversales definidos por la provincia para avanzar en la concreción de las siete Metas del Bicentenario y, en ese marco, se han puesto a disposición del sector productivo local distintas herramientas e instrumentos que apoyan el desarrollo de la economía del conocimiento en la provincia. Se destaca, por ejemplo, el acompañamiento conjunto del gobierno provincial y de Telefónica Open Future a la formulación e implementación de proyectos de base tecnológica. Complementariamente, se subraya el apoyo del emprendedurismo local en la materia a través de la Plataforma Emprender, integrada por distintas organizaciones provinciales y de jurisdicción nacional (INTA, INTI) que acompañan el desarrollo de emprendimientos basados en el conocimiento. Las actividades vinculadas a la economía del conocimiento con mayor potencial provincial son la biotecnología y la informática, que permiten aumentar la productividad en el resto del entramado económico y así mejorar la calidad y eficiencia de los procesos productivos. Del mismo modo, aunque más incipientemente, se está explorando el desarrollo de algunas industrias creativas, en especial las dedicadas al diseño y la industria cultural, a las que se aludió en el desarrollo de la actividad turística. En el caso de la biotecnología, las oportunidades se presentan a través de la mejora genética en la producción vegetal y animal. En lo que respecta a especies para el desarrollo de la actividad forestal, son valiosas las investigaciones llevadas a cabo por la Estación Forestal Fernández, dependiente de la UCSE, para la mejora de las plantaciones de algarrobo para la producción de fruta (legumbre o chaucha) y madera. También es relevante la generación de nuevas variedades de semillas de algodón y alfalfa por parte del INTA y la identificación de diferentes principios activos derivados de la producción de alimentos. En este último caso se destaca el rol que desempeñará el laboratorio de alimentos que recientemente se inauguró en el INTI de Santiago del Estero. La provincia ha experimentado un amplio desarrollo en genética bovina en las razas Brahman, Braford y Brangus, que conducen a la mejora de los parámetros productivos a partir de la rusticidad de las razas índicas para el semiárido y la producción de carne de las razas europeas. En este sentido son importantes la contribución de la Asociación de Cabañas Santiagueñas para la organización, marco legal y promoción de la actividad, y el evento anual realizado por el Ministerio de Producción denominado EXPO BRA, donde participan más de 30 cabañas de la provincia y la región. En cuanto a la informática, las mejoras de productividad que podrían lograrse están asociadas con la gestión de la actividad turística y con el procesamiento de datos e imágenes para la mejora de la eficiencia agrícola y ganadera, entre los más relevantes. En este marco, se destacan los trabajos realizados por el INTI local en torno a sistemas de adquisición de datos de manera remota para la automatización, medición y control de procesos industriales. Si bien la primera experiencia estuvo dirigida hacia una empresa de Córdoba, la existencia de capacidades permite pensar en su aplicación a la industria local. En el plano de las industrias culturales y creativas, Santiago del Estero evidencia avances significativos, especialmente cuando se la compara con el resto de las provincias colindantes. Así, por ejemplo, se observa que en 2014 se editaron 152 libros, solamente por debajo de Tucumán entre las jurisdicciones que integran el NOA y muy por encima de Catamarca y La Rioja. Este desarrollo se da, sin embargo, en un marco en el que la inversión pública en industrias culturales es de las más bajas entre las provincias argentinas. Uno de los principales desafíos que se deriva de lo anterior es cómo avanzar, a partir de estas experiencias individuales, en la construcción de masa crítica que permita la penetración de la economía del conocimiento en toda estructura productiva provincial. La posibilidad de progresar en el desarrollo de cualquiera de estas actividades intensivas en conocimiento depende fuertemente de la disponibilidad de recursos humanos calificados. Reconociendo esta limitación, el Consejo Consultivo de Ciencia y Tecnología de la provincia ha venido trabajando en la identificación de recursos y necesidades de formación que se sintetizan en el documento “Futuro del Trabajo, Trabajo del Futuro”, publicado en 2020. Complementariamente, se puso en marcha el Instituto Tecnológico Santiago del Estero, que permitirá subsanar, en parte, las limitaciones de los recursos humanos en la formación técnica. Estas acciones específicas que implican la creación de nuevas ofertas deberían ser acompañadas con el fortalecimiento de las ya existentes, por ejemplo, en la misma UNSE, que ofrece carreras vinculadas con la biotecnología, sistemas y distintas ingenierías, todas disciplinas relevantes para proyectar el desarrollo de la economía del conocimiento en la provincia. En síntesis, El turismo es el sector de mayor crecimiento de los últimos años, con un impacto considerable directo e indirecto en el empleo. Sin embargo, esta actividad se concentra predominantemente en la ciudad de Termas de Río Hondo y la capital provincial con zonas aún subexplotadas. Con respecto a la minería, si bien podría expandirse hacia la explotación de recursos metalíferos, es importante el desarrollo de explotaciones de minerales no metalíferos (caliza y yeso) como insumo clave para la construcción. En cuanto a las energías renovables, si bien aún incipientes, constituyen una herramienta para atenuar el déficit energético-hídrico de la provincia. Por último, las actividades vinculadas con la economía del conocimiento hacen posible complejizar la matriz productiva en la absorción de nuevas innovaciones para la producción; un ejemplo de esto es la generación de nuevas semillas de algodón por parte del INTA en un contexto de retracción de este cultivo tradicional.
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Detalles | |
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Código | KP363560 |
Categoría | Campos, Chacras |
Estado | Activa |
Ubicación | El Simbolar |
Zona | El Simbolar |
Barrio | San Pedro |
Localidad | Guasayán, Santiago del Estero |
Tipo de operación | En venta |
Acepta permuta | Sí |
Apto credito | Sí |
Mts totales (mt²) | 6750000.00 |
Mts cubiertos (mt²) | 100 |
Mts no cubiertos (mt²) | 6750000 |
Tamaño terreno (mt²) | 6750000 |
Ancho terreno (mts) | 2317.55 |
Largo terreno (mts) | 2916.79 |
Año de construcción | 1987 |
Expensas | 100 |
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